Por norma general, en España somos bastante reticentes a pagar por muchos servicios. Ocurre con la televisión de pago, de la que apenas echamos mano, y se demuestra con los altos índices de piratería, que permiten ahorrar en productos como la música o el cine. Por supuesto, no hay que mirar tanto a los consumidores como al formato de mercado existente, obsoleto ante el avance de las nuevas tecnologías.

Sin embargo, sí hay algunos gastos obligatorios relacionados con el ámbito de la vida privada de los ciudadanos así como con el desarrollo de actividades profesionales. La contratación de algunos seguros es algo totalmente obligatorio, pues responden no sólo a la seguridad propia de un individuo sino también a la de terceras personas. Es el caso de los seguros de coche o los seguros de hogar.

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